A diferencia de Hugo Moyano, quien exige la elevación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, pero no dice cómo debe reemplazar el Estado esos recursos perdidos, en otra época las 62 Organizaciones peronistas propusieron al país, en Huerta Grande, provincia de Córdoba, el mejor programa económico de la historia argentina, donde decían bien claro a qué sectores hay que expropiar y qué hay que nacionalizar para garantizar la independencia económica y la justicia social. Dicha propuesta conserva plena vigencia.
En cambio, desechando la mejor tradición nacional del sindicalismo, Moyano coopera con Joaquín Morales Solá, del Diario La Nación y el ex motonauta menemista Scioli agregando una pata gremial a los planteos oligárquicos.
La desindustrialización ejecutada por Martínez de Hoz, Alfonsín, Menem y De la Rúa llevó a la disminución y agonía del tradicional bastión del movimiento obrero organizado, la Unión Obrera Metalúgica.
Asimismo, la destrucción del ferrocarril, fundamental para un país independendiente y moderno, y su reemplazo por el transporte "en cucharita", que son los camiones, generó el consecuente aumento de los afiliados al gremio conducido por tantos años por Hugo Moyano.
Sin embargo, la recuperación de la actividad industrial por obra de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner provocó que los trabajadores metalúrgicos afiliados a la U.O.M. que dirige Antonio Caló pasaran de ser apenas 40.000 en el año 2004 a 250.000 en la actualidad.
Resulta indiscutible que una Argentina sojera y semicolonial en manos de las corporaciones financieras y sus monopolios periodísticos no es incompatible con cierta dirigencia gremial, del mismo modo que la profundización del modelo para no caer en el abismo del ajuste requiere retomar donde habíamos dejado, que es el aporte más brillante de los trabajadores argentinos para la emancipación:
el Programa de Huerta Grande (año 1962):
1. Nacionalización de todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.
2. Implantar el control estatal sobre el comercio exterior.
3. Nacionalizar los sectores clave de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficos.
4. Prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales.
5. Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo.
6. Prohibir toda importación competitiva con nuestra producción.
7. Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.
8. Implantar el control obrero sobre la producción.
9. Abolir el secreto comercial y fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales.
10. Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y el pueblo argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.
A este programa sólo cabe añadirle el pre requisito fundamental que es la independencia cultural del país, en el marco de la integración nacional latinoamericana.
Gabriel Delgado - @gad_mza
Columnista Revista Integración Nacional
"Hombres y Mujeres del Bicentenario" Leer artículos
http://www.rinacional.com.ar
En cambio, desechando la mejor tradición nacional del sindicalismo, Moyano coopera con Joaquín Morales Solá, del Diario La Nación y el ex motonauta menemista Scioli agregando una pata gremial a los planteos oligárquicos.
La desindustrialización ejecutada por Martínez de Hoz, Alfonsín, Menem y De la Rúa llevó a la disminución y agonía del tradicional bastión del movimiento obrero organizado, la Unión Obrera Metalúgica.
Asimismo, la destrucción del ferrocarril, fundamental para un país independendiente y moderno, y su reemplazo por el transporte "en cucharita", que son los camiones, generó el consecuente aumento de los afiliados al gremio conducido por tantos años por Hugo Moyano.
Sin embargo, la recuperación de la actividad industrial por obra de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner provocó que los trabajadores metalúrgicos afiliados a la U.O.M. que dirige Antonio Caló pasaran de ser apenas 40.000 en el año 2004 a 250.000 en la actualidad.
Resulta indiscutible que una Argentina sojera y semicolonial en manos de las corporaciones financieras y sus monopolios periodísticos no es incompatible con cierta dirigencia gremial, del mismo modo que la profundización del modelo para no caer en el abismo del ajuste requiere retomar donde habíamos dejado, que es el aporte más brillante de los trabajadores argentinos para la emancipación:
el Programa de Huerta Grande (año 1962):
1. Nacionalización de todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.
2. Implantar el control estatal sobre el comercio exterior.
3. Nacionalizar los sectores clave de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficos.
4. Prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales.
5. Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo.
6. Prohibir toda importación competitiva con nuestra producción.
7. Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.
8. Implantar el control obrero sobre la producción.
9. Abolir el secreto comercial y fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales.
10. Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y el pueblo argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.
A este programa sólo cabe añadirle el pre requisito fundamental que es la independencia cultural del país, en el marco de la integración nacional latinoamericana.
Gabriel Delgado - @gad_mza
Columnista Revista Integración Nacional
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