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    de las barbaridades del discurso de la derecha anti todo...aguinis

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    de las barbaridades del discurso de la derecha anti todo...aguinis Empty Re: de las barbaridades del discurso de la derecha anti todo...aguinis

    Mensaje por GABY Dom Sep 02, 2012 9:19 pm

    Repudio a Aguinis
    La Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina expresó su “más relevante repudio a las expresiones del escritor Marcos Aguinis y a sus desmentidas”, publicadas en el diario La Nación.
    “Esta persona parece no haber reconocido que las actuaciones de los represores de la dictadura cívico-militar eran un aggiornamiento de las doctrinas nazis aplicadas en la Argentina por quienes se refugiaron aquí después de la guerra, siendo sus maestros. Y confunde las acciones de agrupaciones sociales y políticas del país que se expresan en libertad y democracia, intentando mimetizarlas con aquéllas, dentro del mayor período de democracia y libertad que impera en el país”, señaló Marcos Weinstein, del Comité Ejecutivo del organismo.
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    Mensaje por GABY Sáb Ago 25, 2012 7:35 pm

    Marcos Aguinis y su justificación de la Shoá

    No se puede dejar pasar. No es bueno dejarlo pasar. No lo puedo dejar pasar. Porque algunos silencios generan complicidad. Sólo que, a veces, la respuesta necesita decantar. Encontrar su canal. Lograr el tono adecuado y, en este caso, era difícil. Por la dimensión del exabrupto, por el tamaño de la barbaridad, por lo revulsivo del metamensaje y por la profundidad del odio. No importa cuán en las antípodas ideológicas se encuentre el escritor del peronismo. No importan las razones ni las emociones, por viscerales que fueran. Reivindicar a las juventudes hitlerianas a partir de su compromiso ideológico sólo con el fin de atacar a algunas agrupaciones militantes que, democráticamente, expresan su apoyo al Gobierno es, sencillamente, un desatino mayúsculo e inadmisible. No sólo por lo que expresa en términos históricos, sino por su significación en nuestro particular momento histórico-político.



    Si bajo la premisa «un ideal; absurdo, pero ideal al fin» se puede justificar la Shoá, preparémonos para que en cualquier momento justifique los crímenes de lesa humanidad y el plan sistemático de apropiación de bebes. Sé que esto que digo es el sentimiento de millones de compatriotas que, seguramente como yo, no pueden salir de su asombro por el libelo publicado en el diario LA NACION el 21 de agosto. No dudo que estas palabras, de una u otra forma, expresan a un determinado universo y aunque parezcan tardías, esgrimen como justificación el no callar. Dejar pasar semejante atrocidad significa que, quien la genera, goce de esa sensación de impunidad que lo impulsa a seguir con los ataques y los improperios.

    Por eso estas palabras. Pensadas. Analizadas. Porque quien se extralimita de la manera en la que Aguinis se extralimitó debe saber que no es gratis.

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    Mensaje por GABY Sáb Ago 25, 2012 7:22 pm

    De terror

    Un escenario aterrador: el Vatayón Militante está reclutando presos (y de los peores) para formar escuadrones de la muerte kirchneristas, La Cámpora está desarrollando una campaña de lavado de cerebros en escuelas y jardines de infantes, se nacionalizan empresas para esconder negociados obscenos, los movimientos sociales se han convertido en grupos de choque rentados por el Gobierno y la prensa libre está amordazada. Carrió dice que vivimos bajo una dictadura fascista, la diputada independiente (del PRO) Laura Alonso dice que todas las libertades y garantías individuales están en riesgo y un ex secretario de Cultura afirma que los militantes kirchneristas son peores que los nazis.

    Frente a tanto exceso pasa casi desapercibido que el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires esté procesado por la formación de un grupo de inteligencia ilegal en el área del Gobierno de la Ciudad, por haberle dado apoyo material y por haberse aprovechado de sus actividades. El macrismo se respalda en ese escenario estremecedor y explica que se trata de otra operación del kirchnerismo para encubrir el sistema nacional-socialista hitleriano que se está incubando a pasos acelerados en el país.

    Nadie aclara cómo la prensa “libre” favorecida por el 90 por ciento de la pauta publicitaria privada que es, a su vez, el 90 por ciento o más de la pauta total, está silenciada. Porque esos medios son los que han realizado la campaña contra el Vatayón Militante y contra La Cámpora, contra la estatización de Ciccone, son los que publican panfletos como el del ex secretario de Cultura Marcos Aguinis y los que dan entidad a las expresiones de histeria política que son imposibles de constatar en la realidad. No hubo ninguna medida contra esos medios. Son y serán criticados (como es normal que suceda con cualquier medio de cualquier signo político), pero no fueron perseguidos ni silenciados y seguirán su actividad por muchos años.

    Hasta resulta gracioso que el escritor que fue asesor del ex presidente De la Rúa acuse a los militantes sociales kirchneristas de ser peores que los nazis porque “al menos –escribió– los nazis tenían una ideología, en tanto que los kirchneristas lo hacen sólo por dinero”. Gracioso, si no fuera patético, porque De la Rúa fue responsable de una política represiva que produjo decenas de muertos entre la militancia social como la que cuestiona Aguinis. Una militancia que resistió las políticas neoliberales de los años ’90 que respaldó Aguinis. Pero además, Aguinis fue secretario de Cultura durante once meses en el gobierno de Raúl Alfonsín. No hizo nada que valga la pena destacar. Pasó por el cargo sin pena ni gloria. Pero por esos mínimos once meses se hizo acreedor de una jubilación de privilegio que no tuvo vergüenza en cobrar. Aguinis es un hombre de derecha y no tiene autoridad para calificar de ser “peores que los nazis” a militantes que participaron en la resistencia contra el neoliberalismo de los años ’90 que destruyó al país y que fue apoyado por Aguinis, que nunca fue perseguido y, por el contrario, se benefició materialmente por su actividad pública con una inmerecida jubilación de privilegio. El hombre incluso defendió su derecho a cobrarla. Más aún, en esa época se dijo que había sido apartado del cargo por su inoperancia y por haber usado los vehículos oficiales para actividades personales. El dicho popular asienta que el ladrón piensa que los demás son como él. Es una metáfora, pero alguien que después de pasar once meses en la administración pública piensa que tiene derecho a una jubilación de privilegio, es lógico que suponga que los demás son como él. A una persona así ni se le pasa por la cabeza que pueda haber una militancia desinteresada.

    Si el país estuviera como lo pintan, habría bandas violentas aterrando a los opositores o atacando a los medios opositores o amedrentando a la población. Las policías estarían haciendo allanamientos, maltratando a las personas y habría centenares de presos políticos. No hay nada de eso. Y si se produjeron hechos aislados, ninguno quedó impune como en otras épocas. Lo real es que lo del Vatayón Militante admite un debate sobre las políticas penitenciarias de reinserción, pero no se trata de la creación de bandas kirchneristas como dieron a entender los grandes medios “silenciados”. Lo del adoctrinamiento en escuelas y jardines de infantes no resiste el menor análisis. Y si se piensa, tampoco lo resiste la afirmación de que se estatizó Ciccone para tapar un negociado. Puede haber o no hechos de corrupción, pero estatizar para taparlos sería como tirar la bomba atómica para destruir un hormiguero.

    En todo caso, el tema de la corrupción es discutible. Para los medios opositores y la oposición política, estaría probada la participación del vicepresidente Amado Boudou. El Gobierno lo niega. Y la Justicia hasta ahora no ha podido probar las acusaciones que hicieron los medios. Es una investigación que ni siquiera tiene procesados. No hay nada que apure al Gobierno para tapar nada, porque en la Justicia no parece haber ningún destape. Usar este argumento para votar en contra de la estatización de Ciccone después de haber presentado proyectos para estatizar esa misma empresa, como sucedió con los radicales y una parte de los diputados del Frente Amplio Progresista, pone en evidencia la debilidad de las convicciones. Fue más coherente Luis Juez en ese sentido, que apoyó la estatización, aunque mantiene la misma tesitura que el resto de la oposición respecto de las denuncias de corrupción formuladas por Clarín y La Nación.

    Uno de los reclamos de la oposición es la falta de diálogo por parte del Gobierno, pero es muy difícil, aquí y en cualquier parte, establecer un diálogo con alguien que lo acusa de nazi-fascista o que lleva a niveles de insulto cualquier tema que se podría prestar a debates enriquecedores. En ese punto, la oposición cierra la posibilidad del mismo diálogo que reclama.

    Lo que sí haría un régimen nazi o uno fascista sería espiar la vida privada de los ciudadanos bajo sospecha o molestos para el poder. No hay ninguna acusación mediática ni legal contra el gobierno nacional sobre ese tema. Sin embargo, uno de los dirigentes más importantes de la oposición, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, está procesado en un juicio por espionaje telefónico ilegal y los grandes medios se esfuerzan por mantener el tema fuera de los titulares. Ayer el fiscal federal Jorge Di Lello pidió que la causa, en la que está procesado Mauricio Macri, fuera elevada a juicio oral.

    La única defensa a la que atina el macrismo es acusar nuevamente al gobierno nacional de haber armado la causa. Sin embargo, no se trata esta vez de una acusación mediática imposible de probar ante la Justicia o una acusación efectista como las que suelen montarse en las operaciones de ese tipo. En este caso ya hubo una investigación que reunió pruebas suficientes para acusar a Macri de partícipe necesario en la formación de un grupo de inteligencia ilegal en su gobierno y de haberse favorecido con su actividad en, por lo menos, dos casos: el espionaje al familiar de víctimas de la AMIA, Sergio Burstein, y el que se realizó a un cuñado del mismo Macri, que no es aceptado por la familia. La investigación judicial fue desarrollada en primera instancia, luego ratificada por la Cámara y luego por Casación. Se trata de una causa que difícilmente pueda ser considerada parcial o manipulada en algún sentido.

    Macri tiene que responder a esas acusaciones concretas, no le alcanza con acusar al gobierno nacional. Pero su estrategia dilatoria da la impresión de que no tiene más respuestas. El juicio oral y público recién se realizaría a finales del año próximo, es decir poco después de las elecciones del 2013 y antes de las del 2015, donde Macri será candidato presidencial. La especulación de Macri es estirar las acciones legales hasta el fin de su mandato. Entre tanto se mantendrá esta situación tan grave y, al mismo tiempo, silenciada en la que un jefe de Gobierno, uno de los principales dirigentes de la oposición y candidato presidencial, esté procesado por la Justicia por abuso de poder para espiar en forma ilegal a los ciudadanos. Quizás esta situación explique la estrategia de Macri de victimizarse o de confrontación permanente y sobre cualquier tema con la Casa Rosada. Si su única defensa es acusar al gobierno nacional, tiene que colocarse públicamente como su principal enemigo.
    Por Luis Bruschtein

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    Mensaje por GABY Sáb Ago 25, 2012 7:20 pm

    Las prácticas que se ocultan tras el relato
    El veneno de la épica kirchnerista

    Un baúl lleno de palabras seductoras encubre el veneno que contiene la publicitada épica kirchnerista. La alienación, en gran parte, se consigue mediante bellos vocablos, como nacional, popular, inclusión, equidad, derechos humanos, modelo, justicia social, proyecto y otras por el estilo. Equivalen a las que usan y usaron los autoritarismos de diverso tinte. Basta echar un vistazo a la historia y la geografía. No hay dictador que no se autocondecore como el "elegido" de su pueblo. Hasta la dinastía comunista familiar que hubiese puesto los pelos de punta a Karl Marx -el "progresista gobierno de izquierda" que hambrea a Corea del Norte- designa al abuelo, padre y nieto "Amado Líder".

    Acá ya tenemos el "Eternauta" y la "Bella Dama". No hay mucho que esperar para que también se los llame "Amados", pero antes tendrían que sacarse de encima a un verdadero Amado, que es Boudou.

    Cuando Néstor Kirchner accedió a la presidencia de la República con el menor número de votos que registre la historia nacional (incluso menos que Arturo Illia), no se esmeró en ocultar los frascos de veneno que traía bajo el poncho. Las pócimas que había derramado en Santa Cruz no le impidieron apropiarse de la presidencia con toda la fuerza de su cuerpo. Al contrario, esa ponzoña lo llevó a la consagración. Estaba tan contento que empuñó el bastón de mando al revés (¿el cielo mandó una alerta?) y pronto se arrojó sobre la multitud que lo aclamaba hasta herirse la frente con una cámara de TV. De inmediato se puso a replicar en el ámbito nacional la química que le permitió apropiarse de toda una provincia.

    Desde La Plata había vuelto a Río Gallegos al comenzar la última dictadura militar (¿o un poco antes, cuando el gobierno de Isabelita?). Importaba poco en esa emergencia. Al llegar al Sur olvidó su militancia y se puso a ejecutar a los pobres diablos que estrangulaba la circular 1050. El comienzo de su fortuna equivale en su biografía a un bíblico pecado original. Después conquistó la intendencia, se rodeó de colaboradores a los que exigía lealtad antes que eficacia, aumentó su fortuna y se dedicó a conquistar la provincia. Instalado en la Casa de Gobierno, puso en marcha una política autoritaria desprovista de piedad. Reformó la Constitución para ser reelegido hasta que él mismo dijese basta. Persiguió a los medios de comunicación con dientes de lobo para conseguir la supresión de toda crítica. Amedrentó al Poder Judicial. Pisoteó a la oposición. E impuso la identidad entre Estado y gobierno o -más claro aún- entre Estado, gobierno y él mismo. La fórmula del omnipotente Luis XIV. Su última proeza fue mandar al exterior e inscribir a su nombre la impresionante fortuna de varios cientos de millones de dólares que pertenecían a la provincia. Hasta ahora no se ha efectuado una transparente rendición de cuentas. No se sabe por dónde circularon los dólares, cuánto perdieron o ganaron los depósitos. Es un trayecto tan misterioso como el tenebroso viaje al que fue sometido el cadáver de Evita.

    Cuando Duhalde convocó a elecciones presidenciales, Kirchner era el gobernador con más dinero para hacer la campaña. Un sector democrático del país, representado entonces por López Murphy y Elisa Carrió, no logró unirse en una sola fórmula y Kirchner accedió a un angosto segundo lugar. Carlos Menem no se atrevió a otra vuelta y Kirchner quedó elegido. Pero lleno de resentimiento, porque asumía con un anémico porcentaje de sufragios.

    No demoró mucho en soltar su temperamento destructor (de todo menos de su fortuna). Fue desagradecido con Eduardo Duhalde, que le obsequió los votos e influencias que le permitieron llegar al segundo sitio en la carrera presidencial. Además, Duhalde ya había superado lo peor de la crisis desatada en 2001, acompañado por Lavagna, su eficiente ministro de Economía. Le entregaba un país en marcha, que ascendía hacia una buena cicatrización de sus heridas. También llegaba un fabuloso viento de cola.

    Pero el veneno de la épica kirchnerista no presta atención a esas minucias. Néstor carecía de políticas de Estado, no le interesaba el beneficio de su país, sino el propio. Desde Santa Cruz evidenció que su meta, siempre, era saciar su adictiva hambre de poder y de las fortunas que el poder brinda. En lugar de sentirse un servidor del pueblo, el pueblo debía servir a sus ambiciones. "El Estado soy yo", le recordaba un sincero Luis XIV.

    Sólo cabe mencionar algunos de los daños que produce su veneno, ahora convertido en epopeya.

    Conviene empezar por la ingratitud. Es un instrumento poderoso, porque aterroriza en especial a los cercanos. No sólo apartó a Duhalde, sino que humilló enseguida a su vicepresidente Scioli porque se reunía con empresarios. Scioli lo hacía para poner paños fríos y ayudar, pero no había solicitado permiso. Entonces, sin anestesia lo despojó de toda otra función que no fuera tocar la campanilla del Senado. Néstor odiaba que algún ministro, secretario, gobernador o intendente se sintiera seguro, porque le rebanaba un pedazo de su poder total. No le tembló la mano al echar a Béliz o desprenderse de Lavagna o sacar de su puesto a cualquiera que se le ocurriese. Después Cristina siguió sus enseñanzas (las peores, se debe consignar) repartiendo guadañazos a diestra y siniestra según sus cortoplacistas amores y perspectivas.

    Kirchner convirtió el "escrache" en un nuevo recurso político de doma. Desde el atril señaló a empresarios, empresas, periodistas, sacerdotes, militares, políticos y otros ciudadanos a los que buscaba someter. La gilada -como el mismo Perón solía llamar con humorismo a sus seguidores más fanáticos- se ocupaba después de convertir la amenaza en un acto concreto.

    Otro componente notable del veneno kirchnerista es la prédica del odio. El maduro consejo de Perón en el sentido de que "para un argentino nada es mejor que otro argentino" fue convertido en lo opuesto. Gracias a la épica kirchnerista ya no se pueden reunir familias enteras ni grandes grupos de amigos porque estalla la confrontación. Ahora hay elegidos y réprobos, progresistas y reaccionarios, izquierda y derecha que ni pueden dialogar. El oficialismo decide quiénes son unos y otros. Quienes disienten -cualquiera que fuesen sus méritos- deben cargar el sambenito inquisitorial de calificativos degradantes.

    La corrupción se ha vuelto septicémica. El modelo consiste en profundizarla. Nada importante se hace para disminuirla. Desde lo alto se dibuja el camino. Si la yunta presidencial ha conseguido amasar una fortuna que no se podría fundir en varias generaciones, quienes se acercan a ella esperan lograr lo mismo. o un poco, aunque sea. Las fuerzas (¿paramilitares?) de Milagro Sala provocaron analogías con las Juventudes Hitlerianas. Estas últimas, sin embargo, por asesinas y despreciables que hayan sido, luchaban por un ideal absurdo pero ideal al fin, como la raza superior y otras locuras. Los actuales paramilitares kirchneristas, y La Cámpora, y El Evita, y Tupac Amaru, y otras fórmulas igualmente confusas, en cambio, han estructurado una corporación que milita para ganar un sueldo o sentirse poderosos o meter la mano en los bienes de la nación. Muchos de los blogueros que se ocuparán de insultar este artículo lo harán por la rabia que les produce un desenmascaramiento y el temor de perder sus mal habidos ingresos.

    Asombra que tan poca gente (primero El y Ella, ahora sólo Ella) haya conseguido armar una tan poderosa legión de autómatas. Es patético ver cómo gente grande aplaude y sonríe ante el mínimo gesto que se manda la Presidenta mientras actúa por cadena nacional. Sometió a millones de argentinos, de los cuales una pequeña porción obtiene beneficios caudalosos y la mayoría debe conformarse con los subsidios de la mendicidad. En realidad, la épica kirchnerista no quiere terminar con la pobreza porque necesita de los votos que se retribuyen por subsidios y otros favores.

    La reforma de la Constitución es otro frasquito del veneno -no el último- traído desde Santa Cruz y que los traidores de la democracia pretenden hacer beber a la ciudadanía. Pero ¡ojo!: hay algo peor que la reelección indefinida. Es terminar con el actual y débil Estado de Derecho. "Ir por todo" requiere una Constitución que permita a los actuales dueños del poder hacerse del cuerpo y el alma del país. Hacerse dueños de "todo". Ese es el veneno. Ese es el proyecto.
    Por Marcos Aguinis | LA NACION

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