Valeria Ramírez: “Recuperé el nombre y la militante que siempre fui”
Valeria del Mar Ramírez, la travesti que estuvo secuestrada a los 22 años en el centro clandestino Pozo de Banfield durante la última dictadura militar, gestionó el cambio de nombre en su DNI lo que significa "no sólo recuperar la identidad sino entender que nunca dejé de ser una militante, que mi causa fue mi verdad y también la de mis compañeras".
"Desde que declaré en la Secretaría de Derechos Humanos el 11 de marzo de 2011 hasta hoy fui recuperando mi nombre (Valeria del Mar), mi identidad de género y la militancia que no sabía que tenía", dijo a Télam Valeria, que este lunes firmó un formulario en el Registro Civil de la calle Uruguay 753, en el centro porteño, para modificar su nombre de pila y el sexo en la partida y el DNI.
Este lunes se puso en vigencia en todo el país la Ley 24.743, conocida como de Identidad de Género, que permite a todas las personas trans solicitar el cambio de nombre y sexo en sus documentos con solo la declaración del género autopercibido.
En este marco, Valeria y otras decenas de personas trans se presentaron a los registros civiles de todas las provincias para hacer valer sus nuevos derechos.
"Yo fui secuestrada porque quise vivir como sentía que tenía que vivir. Mi causa fue mi verdad y la de mis compañeras. Nos ayudábamos cuando caímos presas o cuando nos perseguían en la calle; llamábamos a nuestros familiares, nos cuidábamos unas a las otras. Nuestra militancia ya había empezado y no lo sabíamos", contó Valeria.
Más tarde, en 2000, se sumó a una organización de lucha contra el VIH-Sida; luego participó de una iniciativa por la cual creó un taller de peluquería, que arrancó en 2003, con la finalidad de darle a las prostitutas una salida laboral.
Aquella declaración en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la marcó: "Ese mismo día me pidieron mi verdadero nombre y así fue como quedé registrada. Fue muy importante para mí".
Tardó cuatro meses en volver a declarar, porque cuando lo hizo aquella primera vez "seguía con miedo". Sin embargo, después de ser contenida en el Centro Ulloa, de Asistencia a las Víctimas de Terrorismo de Estado, decidió ser querellante en la causa del centro clandestino Pozo de Banfield, donde por 14 días fue violada, torturada y encerrada "en una especie de buzón, en la que cabía parada", contó.
"Siempre milité y no lo sabía. Ahora entiendo la lucha de muchos. Cuando empecé a despertar, un gesto del gobierno -cuando Néstor Kirchner bajó el cuadro del dictador Jorge Rafael Videla en la ex Esma- me ayudó a sentir que éste era el momento", explicó.
Además, al declarar en 2011 tomó una decisión: "No quise aceptar el subsidio de reparación económica que el Estado disponía para los sobrevivientes y familiares de las víctimas del Terrorismo de Estado, hasta ser reconocida con mi verdadera identidad", un derecho que ahora obtiene por ley.
Alex Freyre, dirigente de la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, explicó a Télam la importancia de lo que en estos últimos años le sucedió a Valeria.
“Fue una víctima del Terrorismo de Estado pero cuando la secretaría de Derechos Humanos llamó a declarar a esas personas, ella no se sintió convocada. No tenía esa construcción de derechos, tenía una construcción de destino: había naturalizado la persecución, su pobreza, incluso que iba a contraer VIH", explicó Freyre.
Cuando muchos militantes asumieron la clandestinidad o se exiliaron, Valeria -que vivía en la localidad bonaerense de Rafael Calzada- se refugió en la Capital Federal bajo esa identidad que ella no reconocía como propia, pero que figuraba en su DNI, Oscar.
Para Freyre, Valeria Rámirez consiguió algo más que su nombre: recuperó su identidad completa, que es la que ella reconocía, la que reconocían en el barrio y la que reconocía su propia familia.
http://www.telam.com.ar
Valeria del Mar Ramírez, la travesti que estuvo secuestrada a los 22 años en el centro clandestino Pozo de Banfield durante la última dictadura militar, gestionó el cambio de nombre en su DNI lo que significa "no sólo recuperar la identidad sino entender que nunca dejé de ser una militante, que mi causa fue mi verdad y también la de mis compañeras".
"Desde que declaré en la Secretaría de Derechos Humanos el 11 de marzo de 2011 hasta hoy fui recuperando mi nombre (Valeria del Mar), mi identidad de género y la militancia que no sabía que tenía", dijo a Télam Valeria, que este lunes firmó un formulario en el Registro Civil de la calle Uruguay 753, en el centro porteño, para modificar su nombre de pila y el sexo en la partida y el DNI.
Este lunes se puso en vigencia en todo el país la Ley 24.743, conocida como de Identidad de Género, que permite a todas las personas trans solicitar el cambio de nombre y sexo en sus documentos con solo la declaración del género autopercibido.
En este marco, Valeria y otras decenas de personas trans se presentaron a los registros civiles de todas las provincias para hacer valer sus nuevos derechos.
"Yo fui secuestrada porque quise vivir como sentía que tenía que vivir. Mi causa fue mi verdad y la de mis compañeras. Nos ayudábamos cuando caímos presas o cuando nos perseguían en la calle; llamábamos a nuestros familiares, nos cuidábamos unas a las otras. Nuestra militancia ya había empezado y no lo sabíamos", contó Valeria.
Más tarde, en 2000, se sumó a una organización de lucha contra el VIH-Sida; luego participó de una iniciativa por la cual creó un taller de peluquería, que arrancó en 2003, con la finalidad de darle a las prostitutas una salida laboral.
Aquella declaración en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la marcó: "Ese mismo día me pidieron mi verdadero nombre y así fue como quedé registrada. Fue muy importante para mí".
Tardó cuatro meses en volver a declarar, porque cuando lo hizo aquella primera vez "seguía con miedo". Sin embargo, después de ser contenida en el Centro Ulloa, de Asistencia a las Víctimas de Terrorismo de Estado, decidió ser querellante en la causa del centro clandestino Pozo de Banfield, donde por 14 días fue violada, torturada y encerrada "en una especie de buzón, en la que cabía parada", contó.
"Siempre milité y no lo sabía. Ahora entiendo la lucha de muchos. Cuando empecé a despertar, un gesto del gobierno -cuando Néstor Kirchner bajó el cuadro del dictador Jorge Rafael Videla en la ex Esma- me ayudó a sentir que éste era el momento", explicó.
Además, al declarar en 2011 tomó una decisión: "No quise aceptar el subsidio de reparación económica que el Estado disponía para los sobrevivientes y familiares de las víctimas del Terrorismo de Estado, hasta ser reconocida con mi verdadera identidad", un derecho que ahora obtiene por ley.
Alex Freyre, dirigente de la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, explicó a Télam la importancia de lo que en estos últimos años le sucedió a Valeria.
“Fue una víctima del Terrorismo de Estado pero cuando la secretaría de Derechos Humanos llamó a declarar a esas personas, ella no se sintió convocada. No tenía esa construcción de derechos, tenía una construcción de destino: había naturalizado la persecución, su pobreza, incluso que iba a contraer VIH", explicó Freyre.
Cuando muchos militantes asumieron la clandestinidad o se exiliaron, Valeria -que vivía en la localidad bonaerense de Rafael Calzada- se refugió en la Capital Federal bajo esa identidad que ella no reconocía como propia, pero que figuraba en su DNI, Oscar.
Para Freyre, Valeria Rámirez consiguió algo más que su nombre: recuperó su identidad completa, que es la que ella reconocía, la que reconocían en el barrio y la que reconocía su propia familia.
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