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    Ahora EE.UU. le sacó la visa al periodista Lobo del Grupo Clarín

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    Ahora EE.UU. le sacó la visa al periodista Lobo del Grupo Clarín Empty Re: Ahora EE.UU. le sacó la visa al periodista Lobo del Grupo Clarín

    Mensaje por GABY Vie Sep 21, 2012 11:32 pm

    Las invisibles redes del Kremlin

    Los periodistas Santoro y Lobo siguen sin dar explicaciones sobre las razones por las cuales la Embajada de Estados Unidos les conceló sus respectivas visas.


    Una irreprimible indignación sintió el jurista y ex viceministro de Defensa peruano Fabián Novak Talavera al enterarse, a mediados de marzo pasado, que la cancelación de su visa a los Estados Unidos se debía a que sobre él pesan cargos de tener vínculos con la mayor red de espías rusos desarticulada en Estados Unidos en junio de 2010 y que –según el FBI– podría tener ramificaciones en América latina. Los motivos esgrimidos por Washington para la cancelación de la visa de Novak aparentemente son los mismos que determinaron la revocación del permiso de ingresar a EE.UU. para los periodistas Daniel Santoro y Guillermo Lobo, presuntamente sospechados de haber entregado en 2003 a los servicios secretos rusos el informe sobre el atentado a la Amia, que éstos a su vez hicieron llegar a los principales acusados, los servicios de inteligencia iraníes.

    A diferencia de Santoro y Lobo, que denunciaron que la noticia era parte de un complot en su contra urdido por la Secretaría de Inteligencia, Novak exigió a los funcionarios de la Embajada norteamericana en Lima las explicaciones del caso, ya que en primera instancia sólo fue notificado con una carta en donde le informaban que su visa de no-inmigrante ya no era válida y había sido revocada bajo la sección 214 (b) del Acta de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos de América.

    Las sospechas del gobierno norteamericano sobre las vinculaciones del ex viceministro con esta red de espionaje ruso se centran en una agenda donde aparecía como contacto de la periodista Vicky Peláez, detenida en el 2010 junto a su esposo ruso y otros ocho espías en Nueva York. Otra de las presuntas pruebas son las reuniones que Novak sostuvo, entre los años 2001 y 2006, con los diplomáticos rusos Leonid Leonidov y Alexei Rybalko, primero y segundo secretario de la embajada rusa en Lima. El ex viceministro y actual docente de la Universidad Católica Pontificia del Perú admitió haberse reunido con los diplomáticos rusos pero con el solo fin de intercambiar ideas vinculadas a temas coyunturales de Latinoamérica.

    “Espiar es esperar”, y tal vez por ese motivo el FBI sometió a los sospechosos a una prolongada vigilancia que se extendió a lo largo de una década y culminó en junio del 2010 con un cinematográfico canje de espías en el aeropuerto de Viena, en Austria. La acusación de 37 páginas, redactada por la agente del FBI Maria L. Ricci, abunda en asombrosos detalles sobre el modus operandi de la red que evocan los tiempos de la Guerra Fría. Ricci, de la División de Contrainteligencia de Nueva York, indica en su reporte que los rusos desplegaron una operación del SVR (sucesor de la KGB) que llamaban “Programa de Ilegales” para sembrar espías en los Estados Unidos. Los agentes rusos debían obtener información sobre la política en torno de Irán, la CIA, armas nucleares, el Congreso, ente otros temas, según la fiscal.

    Gracias al documento del FBI se puede entender qué hacen y para qué sirven los espías del Kremlin en el siglo XXI. Los detenidos formaban parte del SVR ruso, que los preparó para llevar una vida de “ilegales”. En la jerga del espionaje, los “ilegales” son los espías que van a otro país a vivir como si fueran nativos o nacionalizados. Se les crea un pasado, que se llama “leyenda”. Los “ilegales” son espías para toda la vida. Trabajan sobre todo en parejas, que pueden llegar a tener hijos para pasar más desapercibidos: “Esto refuerza la ‘leyenda’ de un ilegal”, según el FBI.

    Algunas de las parejas que vivían ocultas en Estados Unidos habían llegado a principios de los ’90. En un mensaje interceptado de 2009 del “Centro” –la sede del SVR– a uno de los espías, dicen: “Fue enviado a Estados Unidos para un viaje de servicio a largo plazo. Su educación, sus cuentas bancarias, coche, casa, etc., todo esto tiene un solo objetivo: completar su misión principal, que es buscar y desarrollar lazos con círculos de decisión política americanos y enviar informes al Centro”.

    Los espías debían estar siempre en busca de información, aunque no necesariamente vinculada a temas militares, sino de todo tipo.

    Según el informe de la agente Ricci, el trabajo de un espía se parece en el fondo al de un periodista: buscar información.

    Lo particular del caso es que los topos rusos no se especializaban en secretos militares sino en penetrar instituciones científicas, económicas y financieras.
    El caso de la periodista peruana Vicky Peláez, columnista del diario La Prensa, de Nueva York, que integraba el grupo de agentes residentes rusos, ha llevado a los investigadores estadounidenses a concluir que el perfil de periodista resultaba la cobertura ideal para los agentes rusos.

    La peruana Peláez –causante de la revocación de la visa del ex ministro y académico Fabian Novak–, condenada por una corte de Nueva York por espiar para la Federación Rusa en julio del 2010, afirma que jamás fue una agente rusa y que aceptó su culpabilidad solamente para obtener su libertad.

    “Yo me enteré de la verdadera identidad de mi esposo (el falso fotógrafo uruguayo que resultó ser el ruso ‘Juan Lázaro’) dos horas antes de ser sentenciada, yo pude afrontarlo todo sin tener culpa de nada, quiero agradecerle a Rusia por haber respetado el acuerdo que teníamos para lograr sacar a su gente y también salir yo en libertad”, dijo la periodista, que ahora trabaja para la agencia rusa Ria-Novosti.
    “Mi esposo es un hombre ejemplar, un buen padre. Yo sufrí un shock cuando me dijo que nunca me mencionó lo de ser espía para no herirme, y por mi seguridad en el Perú, después de esto reflexioné y terminé perdonándolo, porque tenemos hijos de por medio...”.

    Sin embargo, el informe de la agente Ricci revela que el 14 de enero de 2000, en “un país sudamericano”, Peláez recibió de un representante ruso un paquete conteniendo dinero. En agosto del 2007, su marido Lázaro volvió a pasar por caja en igual circunstancia. El 25 de agosto de 2007 filmaron a Lázaro reuniéndose con un oficial del gobierno ruso en otro parque de un país sudamericano, en el que su interlocutor se muestra igualmente generoso.

    A partir de la llegada al Kremlin del ex agente de la KGB Vladimir Putin, el espionaje ruso se ha tornado más agresivo, como lo demuestra un episodio que tuvo por escenario a la Argentina. El ciudadano ruso Alexey Ivanov, conocido como “Antares”, ingresó a la Argentina el 20 de junio del 2008 desde Colonia, Uruguay, bajo la identidad de Andrey Semenov, munido de un pasaporte diplomático ruso. El 19 de septiembre del mismo año cruzó a Chile por el paso fronterizo Cristo Redentor a bordo de un vehículo de representación diplomática rusa, acompañado por Sergei Chemendryakov y Sergei Degtev, ambos del servicio de inteligencia ruso. Degtev, para esa época, era el agente asignado al manejo de la red de ilegales que operaban en la Argentina. En Chile, el agente “Antares” (Ivanov/Semenov) había adoptado una identidad falsa chilena a nombre de Andrés Vilches Carvacho, utilizando como cobertura tareas laborales de “asesor en informática” y desde esa cobertura realizó varios viajes a los EE.UU. y Uruguay, pero por supuesto sin tocar territorio argentino. El 27 de junio de 2010, cuando se desbarató la red rusa en Nueva York, el falso Vilches Carvacho decide huir. El 28 de junio de 2010, Andrés Vilches Carvacho ingresó a la Argentina por el paso Cristo Redentor, dirigiéndose hacia Buenos Aires, comunicando al mismo tiempo a sus jefes que había abandonado sus tareas ilegales en la República de Chile y poniendo en una situación incómoda a los agentes rusos destacados en Buenos Aires que rápidamente, con el apoyo logístico de la red local, lo mantuvieron oculto en suelo argentino hasta que el servicio de inteligencia ruso arregló los detalles de su salida de la Argentina. Esos detalles incluían el suministro de un pasaporte diplomático ruso a nombre de Alexey Prigodin. El 11 de julio de 2010, Vilches Carvacho con su nueva identidad sale de la Argentina por el paso fronterizo de Colón-Paisandú con destino a Uruguay, acompañado por los diplomáticos rusos Degtev y Kazarin. Ya en Uruguay, los agentes rusos repiten el mismo procedimiento que en la Argentina, lo ocultan en el domicilio de un colega argentino, también experto en informática, quien tiene varias causas abiertas en los Tribunales Federales argentinos. Desde Uruguay, Ivanov canceló todas las deudas comerciales que habían quedado abiertas tras su huida para que la operación de infiltración no fuera descubierta.

    Los contactos de los espías con el “Centro” ruso se hacían por dos métodos básicos. Primero, la estenografía, que consiste en esconder datos en imágenes que se colocaban en webs públicas. Los datos se encriptaban en las fotos con un software no disponible comercialmente. Segundo, los radiogramas, que son mensajes enviados en onda corta, que hay que descifrar con un código. Un modo más sofisticado lo usaron los dos espías que no fueron acusados de blanqueo. En una librería Barnes & Noble de Manhattan, la bella pelirroja Anna Chapman usaba el wi fi del local con su computadora portátil, sentada en un sofá. Fuera, con un maletín, se plantó durante veinte minutos el otro miembro del grupo. Se conectaron los aparatos y copió los datos en red.

    De vez en cuando, los espías iban a Rusia. Para que no sospecharan, pasaban antes por un país europeo, donde cambiaban su documentación. En Estados Unidos, en el Reino Unido y en Alemania aparecen espías rusos. Y es que no sólo se han dedicado en este siglo XXI a recolectar información. En América latina, Vladimir Putin, utiliza su acercamiento al Cono Sur americano como claro mensaje de advertencia hacia Estados Unidos. Más aún, restringe el diámetro defensivo de Estados Unidos a la vez que amplía el propio.
    Por Walter Goobar
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    Ahora EE.UU. le sacó la visa al periodista Lobo del Grupo Clarín Empty Re: Ahora EE.UU. le sacó la visa al periodista Lobo del Grupo Clarín

    Mensaje por GABY Sáb Mayo 12, 2012 5:14 pm

    Una investigación publicada el pasado domingo en el diario Miradas al Sur reveló que el periodista Daniel Santoro, del diario Clarín, y su colega Guillermo Lobo, del canal de noticias TN, están bajo investigación por parte del Departamento de Estado y el FBI norteamericanos por sus presuntas vinculaciones con una red internacional de espionaje que tendría gravísimas derivaciones para la causa AMIA. En lugar de admitir –o incluso denunciar– que la embajada de Estados Unidos les revocó las visas a ambos porque están sospechados de la posible comisión de un delito que aún no ha sido precisado, Santoro denunció que es víctima de una conspiración montada por la Secretaría de Inteligencia y el gobierno argentino que –en todo caso– cuenta con la anuencia cómplice del FBI y el Departamento de Estado.

    Para demoler en cuestión de minutos lo que él califica de “montaje”, el multipremiado Santoro no precisa someterse al detector de mentiras de Chiche Gelblung, sino que le bastaría movilizar las cámaras de TN y Canal 13, junto a un móvil de Radio Mitre, para cubrir su ingreso a la embajada de Estados Unidos. El excelente cronista Julio Bazán llenaría el tiempo muerto de la espera con su habitual pericia. El punto culminante sería la salida triunfal y sonriente de Santoro y Lobo blandiendo las visas recién estampadas bajo unos suaves acordes de “God bless America” como música de fundo. Sería una puesta en escena soberbia que con la estética y los recursos del Grupo Clarín se transformaría en una prueba irrefutable de que Lobo y Santoro han sido víctimas de la patraña que denuncian.

    El único inconveniente es que no lo pueden hacer. Estos son los motivos.

    Como resultado de una sigilosa pesquisa que aún está en curso, la embajada estadounidense habría cancelado anticipadamente las visas de los dos periodistas. Según pudo establecer este cronista, Guillermo Lobo fue informado por vía telefónica el 8/10/11 que debía presentarse a sellar la cancelación de su visa en la sección consular. Paralelamente, para obturar posibles filtraciones, se produjo el desplazamiento de una empleada de prensa de la legación que constituía un riesgo de seguridad porque mantenía una relación con el periodista científico. A medida que avanzó la investigación, la embajada decidió revocar la visa de otro sospechoso: Jorge Hatrick, un hombre muy ligado a la parte más oscura de la Armada, al punto de ser muy amigo de Alfredo Astiz. Además, Hatrick se desempeñó como vicepresidente de Asuntos Jurídicos de la Asociación Argentina de Visitantes Internacionales (AAVI), entidad en la que el Grupo Clarín tiene también su incidencia a través de Guillermo Lobo, quien se desempeñó como vicepresidente de Ciencia y Tecnología. En tercer término, la investigación estadounidense puso la lupa sobre Daniel Santoro, quien recién a comienzos de este año recibió una llamada idéntica a la de Lobo indicándole que ya no podría ingresar a los Estados Unidos e invitándolo a presentarse para sellar su pasaporte. Ambos periodistas optaron por hacer caso omiso al llamado porque sabían que en los casos normales se coloca un sello “cancelado sin perjuicio”, pero en los casos de personas investigadas por espionaje, terrorismo o narcotráfico se estampa un lacónico sello “cancelado” que no sólo les impediría entrar a Estados Unidos, sino que los convertiría en sospechosos en distintos aeropuertos del mundo.
    Lo que llamó la atención de los investigadores norteamericanos –que en junio de 2010 pusieron fin a lo que en su momento fue calificado como el caso de espionaje más grande y espectacular que Rusia llevó a cabo contra Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría– fueron los contactos entre el hacker argentino –prófugo en el Uruguay– Iván Velázquez y el periodista del diario Clarín Daniel Santoro por intermedio de su colega de TN Guillermo Lobo.

    El pasado sábado, el autor de esta nota se comunicó con Santoro, quien a lo largo de un extenso diálogo telefónico se negó a confirmar o desmentir si su visa estadounidense ha sido cancelada, pero insistió varias veces en que no omitiera nada de lo que él decía.

    –Por consejo de mis abogados no voy a hacer ningún comentario. Todo esto es una campaña en mi contra montada por los servicios de inteligencia para desprestigiarme. Esa información sólo puede provenir de los servicios de inteligencia.

    –Cualquier operación en su contra se desmoronaría con que usted me dijera que tiene la visa al día y que puede viajar a Estados Unidos cuando quiera.

    –La cuestión de las visas es un tema confidencial. Y esa información se publicó en varios portales sin que nadie me llamara para un comentario.

    –Yo sólo puedo responder por mi trabajo. Y lo estoy llamando justamente para que haga su descargo.

    –Es que esa información sólo puede provenir de los servicios de inteligencia. Yo respeto tu trabajo y tu trayectoria, y no puedo creer que te prestes a esta maniobra y uses como fuente una información de inteligencia. ¿Vos creés que yo puedo formar parte de una red de espías rusos?

    –Yo no le estoy preguntando por el espionaje ruso, sino por su visa. Tiene muchos años en este oficio y a nadie se le hubiera ocurrido desmentir su investigación sobre el tráfico de armas a Croacia con el argumento que la información provenía de algún servicio de inteligencia. En lo que a este caso se refiere, yo tampoco me baso en fuentes de inteligencia, sino que he corroborado la información con fuentes diplomáticas y judiciales.

    –¿Qué fuentes?

    –Obviamente no las puedo nombrar. Pero toda esta nota perdería su sentido si usted pudiera decirme que puede viajar a Estados Unidos cuando le venga en gana. Además, me llama la atención que si le han quitado la visa de manera injusta, no haga una denuncia pública, porque sería un atentado contra la libertad de expresión y de ejercicio del periodismo.

    –Ya te he dicho todo lo que te podía decir.

    Cuatro horas más tarde, Santoro se arrepintió de lo que había dicho y aduciendo no tener el teléfono de quien firma esta nota, mandó a mi página web un mensaje indicando que sólo quería ser citado con la frase “Sin comentarios”, un absurdo después de que había quedado absolutamente en claro que el diálogo era para ser publicado.

    Es obvio que el FBI y la Justicia norteamericana jamás comunican a los sospechosos que están bajo investigación, pero la embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires hubiera desmentido de manera inmediata una nota en la que se afirma que agencias gubernamentales estadounidenses investigan a dos periodistas argentinos y que el asunto ya le ha costado el puesto a una empleada de la oficina de prensa de la propia embajada. Sin embargo, la legación diplomática ha mantenido –hasta ahora– un elocuente silencio de radio.

    Veintitrés se comunicó este miércoles con una fuente gubernamental estadounidense en Washington, y ante la consulta por el caso Santoro y Lobo, el funcionario –que no pertenece a ninguna de las 16 agencias de inteligencia del país del norte–, admitió: “Algo hay, pero no puedo entrar en detalles”.

    Entre otras cosas, Daniel Santoro es investigado por el FBI porque según los agentes estadounidenses, a mediados de 2003 el ex juez federal Juan José Galeano les permitió a los periodistas del equipo de investigación del diario Clarín –que Santoro comanda– tener acceso al informe secreto de la causa AMIA que había sido elaborado por la SIDE y sobre el cual debía guardar estrictas medidas de reserva. Según el mismo informe del FBI, Santoro y otro periodista del equipo digitalizaron el documento en forma completa.

    Más tarde, el archivo digital fue entregado a otro periodista del mismo multimedios. Unos días más tarde, en agosto de 2003, el periodista Guillermo Lobo habría viajado a Europa para entregar el material a los espías rusos, quienes, a su vez, habrían procedido a hacerlo llegar a su destinatario final: el gobierno de Irán, seriamente involucrado en el atentado a la mutual judía.

    Para los iraníes acceder a ese documento secreto era cuestión de vida o muerte en esos días, porque el ex embajador de Teherán en la Argentina, Hadi Soleymanpour, se encontraba detenido en Londres, acusado de haber participado en el atentado, y Buenos Aires reclamaba su extradición a la Argentina. Pero la requisitoria finalmente le fue denegada por las autoridades británicas.

    Bajo el título “Una campaña con el sello de la SIDE contra un periodista de Clarín”, Santoro publicó este lunes un brulote que pretende desmentir aspectos que la investigación no le achaca pero nuevamente omite explicitar si recibió la llamada de cancelación de la visa o si está en condiciones de viajar a Estados Unidos sin ser expulsado como indeseable.

    Para desmentir su participación en la entrega del informe secreto de la SIDE a los iraníes en 2003, argumenta que no pisa Europa desde 2001, cuando en la nota original se consigna que él no viajó a entregar el material digitalizado. Para desmentir un presunto vínculo con el hacker Iván Velázquez, dice que a Velázquez “jamás lo vio”, lo que no significa que no haya podido estar en contacto por e-mail o teléfono, o –lo que es más probable– por intermedio de Lobo. Sobre su colega, dice que “a Lobo lo saludé una vez en un estudio de TV”.

    Cuando este cronista refiere que Santoro está buscando avales influyentes para conseguir que le restituyan la visa cancelada, el periodista de Clarín se pregunta si la SIDE o el autor de estas líneas lo están haciendo seguir, cuando la explicación es mucho más sencilla: una de las personas que había sido contactada llamó al autor de esta nota para agradecer por haberle evitado involucrarse en un asunto tan turbio.

    Santoro escribe que “había decidido mantener silencio hasta que terminen una serie de diligencias oficiales que inicié”. ¿A qué diligencias se refiere si no es a la de tratar que le restituyan la visa y saber si está siendo investigado por las autoridades estadounidenses?

    Tras la publicación de la investigación en Miradas al Sur, Santoro salió a buscar el respaldo de los familiares de las víctimas de la AMIA, pero estos optaron por realizar una presentación judicial para que el fiscal Alberto Nisman investigue el hecho que tiene al periodista como sospechoso (ver recuadro). El martes, Santoro consiguió la solidaridad del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), un organismo que él mismo fundó. El comunicado de FOPEA alude a una supuesta campaña de desprestigio que vincula a Santoro con el espionaje ruso, pero omite aclarar los motivos por los cuales le revocaron la visa para ingresar a los Estados Unidos.

    Pese a que Santoro no ha dejado de victimizarse poniendo en otros los cargos que en este momento pesan sobre él, el Grupo Veintitrés está dispuesto a costearle un viaje de desagravio a EE.UU. en caso de que a él y a Lobo les concedan la visa en los próximos 15 días.

    _______________________________________________________________________________

    Sergio Burstein: “Que la Justicia investigue”

    Sergio Burstein, integrante del grupo de Familiares y Amigos de Víctimas del Atentado a la AMIA, le pidió a la Justicia que investigue la posible colaboración de Santoro con Irán en la causa por el ataque a la mutual judía en julio de 1994.

    “Según lo que se está diciendo (el archivo de la causa) fue digitalizado por Daniel Santoro y Guillermo Lobo y en un viaje a Europa, esta información fue trasladada a Irán. Es un momento muy importante para nosotros porque estamos buscando lograr la extradición de quien era embajador de Irán en Argentina en aquel momento”, afirmó Burstein en diálogo con CN23. “Le pedimos a la Justicia que investigue”, manifestó. Y agregó: “Se lo dije a Daniel Santoro cuando me llamó este lunes para decirme que esto era una operación que no tenía sustento. Le dije que no tenía que hablar conmigo: que tenía que presentarse ante la Justicia para aclarar lo que tenga que aclarar. Que los jueces dictaminen si esto es verdad y dispongan el castigo que corresponda”.

    “Lo más sencillo es que se presente en la embajada de Estados Unidos y solicite la visa. Si se la conceden, todo fue fuego de artificio. Sería bueno que se presente, como cualquier hijo de vecino. Si uno está tranquilo y duerme sin remordimiento, no tiene que temer nada”, continuó Burstein.

    La relación entre el periodista y el familiar de la AMIA se quebró en 2010, cuando Santoro publicó en Clarín el teléfono particular de Burstein (y también el nombre de su hija), en el momento en que el referente de los familiares denunció las escuchas ilegales realizadas por Jorge “Fino” Palacios. “No tuvo ningún empacho en publicar alegremente el teléfono particular, que no figura en guía”, rememoró amargamente Burstein.

    El lunes, Daniel Santoro se comunicó con Burstein para ofrecerle explicaciones y reclamar su solidaridad: “Le dije que no me llame a mí para decirme que todo es mentira, no es a mí a quien tiene que llamar. Le dije lo mismo que le dije a Mariano Narodowski cuando surgió el tema de las escuchas y me llamó para solidarizarse y jurarme que él no lo conocía a Ciro James. La respuesta está en la Justicia y quien debe investigar es la Justicia”, aseguró Burstein.

    “Entiendo que me haya llamado, debe estar en una situación desesperada, no es sencillo lo que se está diciendo, pero antes que llamarme a mí, escribir una nota, yo me siento en Comodoro Py el domingo a las 6 de la mañana y no me muevo hasta que no abran los juzgados el lunes. De ahí en más, que la Justicia sea la que investigue. Nuestro asombro es mayúsculo. Hay información, una investigación, elementos más que contundentes, yo creo que urgentemente esto se tiene que investigar, hacer público, porque en el tema AMIA, de ser esto comprobado, es una gravedad más grave aún que todas las causas de encubrimiento y todo lo que ha surgido. Pasar información al país que está siendo señalado como responsable de haber ideado y llevado adelante el atentado a la AMIA tiene una gravedad inusitada que creo que excede toda la capacidad que uno pueda pensar”.

    El referente de Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA presentó un escrito ante el fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, solicitándole “practique la investigación correspondiente a fin de corroborar o desechar, ya que en caso de verificarse la misma implicaría la violación de un secreto de Estado sancionado por Ley Penal”, en relación a la “investigación sobre los periodistas Guillermo Lobo y Daniel Santoro, ambos del diario Clarín, que habría llevado a cabo el Gobierno de los EE.UU.”, reza el escrito.

    _______________________________________________________________________________

    Opinión

    Nada ha cambiado
    Horacio Calderón
    Escritor y analista internacional
    www.horaciocalderon.com

    No hay ningún país del mundo que esté exento de sufrir operaciones de inteligencia que, por supuesto, incluyen el espionaje dentro de ese territorio por parte de actores estatales y no estatales. Es decir, por parte de gobiernos u organizaciones llamadas terroristas, más allá del signo ideológico. El espionaje es una práctica sistemática y habitual. Es parte de una ciencia que incluso en este momento ha desarrollado un sistema denominado Humint Inteligence. Significa llegar a un blanco determinado sin que dicho blanco sepa cuál es el propósito de dicha operación y cuál es el objetivo y el fin que esta persigue. Con esta técnica se permiten captar fuentes de información muy complicadas que de otra forma sería imposible de obtener, como por ejemplo el caso Murdoch, el Watergate. La mano de obra consta de capital tecnológico y humano, en el caso de Humint es inteligencia pura.

    Lo que preocupa es que la Argentina no está debidamente preparada para operaciones de contrainteligencia militar, ni está en condiciones de contrarrestarlas en este momento; no tenemos personas preparadas para esta clase de operaciones de inteligencia. Esto no ha cambiado desde la Guerra Fría, sólo cambiaron los actores, objetivos y aliados. Se han mejorado las técnicas gracias a tecnologías de alta sensibilidad.
    POR POR WALTER GOOBAR
    http://veintitres.infonews.com




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    Mensaje por GABY Vie Mayo 04, 2012 12:50 pm

    ¿Habrá agentes rusos trabajando en la Argentina? En principio el FBI cree que si y por eso le retiraron la visa para ingresar a EEUU al periodista de Clarín Daniel Santoro, quien ha sido considerado por los americanos como un agente al servicio de los servicios rusos.

    La historia del trabajo de los agentes rusos en el exterior es extensa e incluye episodios que marcaron la guerra fria.

    El día 9 de diciembre del año pasado, fue descubierta una placa conmemorativa de Harold "Kim" Philby en el cuartel general del SVR. Como se recuerda este doble agente inglés fue un importante funcionario del MI-6 y durante la década del cuarenta pasó información muy valiosa a los soviéticos.

    Fue parcialmente descubierto, mejor dicho se sospechó fuertemente de él, por lo que en 1951 o 1952 tuvo que dejar el servicio, pero como no había pruebas concretas no se le pudo hacer nada. Consiguió trabajo en un diario londinense que muy pronto lo envió como su corresponsal a Beirut, donde pasó casi toda la década del cincuenta.

    En 1963, a raíz de la fuga a Occidente de un importante oficial de inteligencia soviético o polaco, que estaba en condiciones de aportar evidencias concretas contra Philby, éste con ayuda de los rusos se escapó a Moscú, donde vivió hasta su muerte en 1988. Está considerado como uno de los "grandes espías" del siglo XX por lo que llama la atención que recién a 22 años de su muerte se realice esa ceremonia que tuvo alto voltaje político pues estuvieron presentes el Viceprimer Ministro Sergei Ivanov; el jefe del SVR, Mikhail Fradkov, y la viuda de Philby (ciudadana rusa). Se cree que el propósito de esta ceremonia fue enviar un mensaje claro de aliento y apoyo a todos los espías en el exterior, que de una u otra forma trabajan para Rusia.

    El Coronel Shcherbacov era el responsable de la Dirección "S" -Inteligencia Ilegal- del Servicio de Inteligencia Exterior ruso (SVR). Dicha dirección comprende unos trece departamentos y es la responsable de la infiltración de agentes encubiertos en todo el mundo. El SVR invierte gran cantidad de recursos en el entrenamiento, documentación, apoyo y manejo de sus redes ilegales, y hasta la deserción del Coronel Shcherbacov la Dirección "S" tenía la reputación de ser un centro de excelencia operativa. Y ante esta situación, la duda de siempre: quién sabe cuántos agentes de inteligencia rusos (o de cualquier otra nación) andan subrepticiamente desperdigados por el mundo.

    Pero Daniel Santoro no es el unico sospechado por el FBI de trabajar para los rusos. El periodista de TN Guillermo Lobo (cuyo alias era “El Halcón”) recibió el mismo trato que su colega Santoro pues los EE.UU. también le retiraron el permiso de ingresar al país luego de que fuera sometido apenas pisó suelo norteamericano, en agosto del 2010 a un extenso interrogatorio por parte de autoridades de ese país, ante la presunción de que su faceta laboral abarcaba algo más que el periodismo.

    Después de numerosas preguntas, parece ser que Lobo confesó ser lo que los norteamericanos sospechaban: un espía ruso.

    Guillermo Lobo quien esta casado con Karin Mila, se recibió de locutor en el ISER en 1993, año en el que ingresó al staff de TN para dedicarse al análisis y tratamiento de temas científicos, muchas veces ligados a la salud.

    En ese mismo año comenzó a conducir el programa 'TN Ciencia". Según la investigación del FBI, esa cercanía al ámbito científico favorecía el contacto de Lobo y "ValeryJl, agente ruso quien en octubre de 1997 lo reclutó para trabajar como espía del servicio del SVR, por lo que ya lleva más de trece años en esa tarea. Esa continuidad en el tiempo derivó en el hecho de que sus 'contactos' rusos fueran cambiando, a "Valery" lo siguió "Alexander", y así sucesivamente hasta nuestros días en los que es "Sergey" quién le suministra los requerimientos de información, y a su vez recibe el producido de su trabajo y le abona el correspondiente sueldo, gratificación que el periodista seguramente no declara ante la AFIP.

    En el mes de abril de 2005, Lobo viajó con su familia a España. En territorio español, agentes de la Federación Rusa le entregaron un pasaporte español con otra identidad, documentación que fuera utilizada con el fin de viajar con destino a Moscú. En esa ciudad fue donde el especialista en periodismo científico recibió un curso intensivo de capacitación de inteligencia. Al término de este aprendizaje regresó a Madrid –siempre con pasaporte español-, para reunirse con su hija y volar - ya con identidad propia- a Buenos Aires.

    Desde entonces los americanos siguen las actividades de Guillermo Lobo y su colega Daniel Santoro.

    Para los americanos es una obsesión desbaratar las redes rusas en el exterior. En Junio de 2010 pusieron fin a lo que en su momento fue calificado como el caso de espionaje más grande y espectacular que Rusia llevó a cabo contra Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría. Se trataba de una vasta red rusa de los así llamados "agentes o residentes ilegales", compuesta por once agentes, seis hombres y cinco mujeres. En forma escalonada, en un período que abarca desde mediados de la década del noventa hasta el año 2008, fueron ingresando en los Estados Unidos. Salvo dos, que no ocultaron la ciudadanía rusa y una peruana, los demás se hicieron pasara por ciudadanos estadounidenses, con documentación personal de ese país y se fueron mimetizando en la sociedad estadounidense.


    Tuvieron hijos, trabajos y con el correr de los años fueron vinculándose con distintos sectores de la sociedad estadounidense. Es que la misión de esa red no era llevar a cabo el espionaje en sí sino detectar (talent spotters) aquellos ciudadanos en los Estados Unidos, (locales y/o extranjeros), susceptibles a ser "contactados" y luego reclutados, por otros agentes. Ya sea para que sirvan como espías, ya sea como "agentes de influencia". O sea, en este último caso, influir sobre aquellas personas cerca del poder o del proceso de toma de decisiones. Y en este esfuerzo la red ya había logrado, mimetizando muy bien, desarrollar varios círculos de amigos y contactos en ambientes económicos, legales, científicos y académicos.

    Todo iba bien, o "aparentemente bien", para esa red cuando de golpe fue desbaratada en los Estados Unidos en el mes de junio del año 2010. Se decidió abruptamente arrestar a diez de los once agentes justo días después que el presidente ruso Dmitri Medvedev dejara Estados Unidos luego de una visita muy publicitada. El undécimo agente ruso pudo escapar a tiempo. Se trataba del "cajero y proveedor de equipos de la red". Fue detenido en Chipre bajo el cargo de lavado de dinero, salió libre bajo fianza y con la promesa de presentarse días después a la policía. Cosa que no hizo, huyó y desde entonces no se sabe más de él.


    Todos los diez agentes rusos comparecieron frente a un tribunal estadounidense bajo un cargo menor que el de espionaje. Es que ya habían comenzado las negociaciones entre Washington y Moscú para el "intercambio de espías". Algo muy usual en la actividad der espionaje en tiempos de paz pero no en tiempos de guerra. Es por eso que al muy poco tiempo hubo un "intercambio" en la pista del aeropuerto de Viena.

    Lamentablemente para Lobo y Santoro la Justicia argentina no prevee la conmutación de penas o el intercambio de espías como modo de evadir el cumplimiento de las condenas. Si el FBI y el Departamento de Estado tuvieron razón al sacarles la visa y restringirles el derecho a trabajar como periodistas en ese pais, a Lobo y Santoro no les espera el incondicional apoyo de sus colegas por este acto de ataque a la libertad de expresión sino el más amargo tránsito por los tribunales argentinos.
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