por GABY Mar Sep 11, 2012 3:18 amFranco Dalmolín, un niño entrerriano, se convertía hace ocho años en el bebé más chico de Argentina al que se le trasplantaba un corazón en el Hospital Garrahan, donde llegó por una cardiopatía congénita grave.
Libia Gallo, madre de Franco, recuerda cuando el 25 de agosto de 2004 debió trasladarse con su marido Jorge y su bebé de ocho meses desde la localidad entrerriana de Chajarí hasta el Garrahan, porque su hijo "había sufrido tres infartos y se moría".
"Franco es mi único hijo y estuve buscándolo 11 años. Así que cuando recibí la noticia de que lo único para que se salve era un trasplante de corazón, sentí que me ahogaba en el fondo del mar", recordó Libia.
"Todo era difícil, había que conseguir un corazón de otro chico de cerca de un año, el tiempo nos jugaba en contra porque Franco estaba cada vez más delgado y tenía pocas defensas y los médicos del Garrahan eran quienes nos contenían en ese momento", indicó.
Pero Libia señaló que "en agosto de 2004 todos los medios de comunicación hablaban del caso de otro bebé, que necesitaba un hígado para seguir viviendo y a mí, se me ocurrió también salir a pedir la solidaridad de todos con Franco a través de los medios".
"Le hablé por televisión hasta al presidente Néstor Kirchner pidiéndole por mi hijo y fue tan fuerte la historia de Franco que no paré de recibir muestras de solidaridad a cada rato", añadió.
El equipo de Trasplantes del Garrahan, a cargo del médico Horacio Vogelfang, había decidido someter a Franco a un trasplante y esa, era la única alternativa para que el bebé pueda superar una insuficiencia cardíaca congestiva descompensada.
"Toda la sociedad se movilizó en ese momento, hasta apareció una mujer embarazada de Monte Caseros, en Corrientes, a la que le iban a interrumpir su embarazo porque el chico tenía hidrocefalia y ofrecía el corazón de su hijo para Franco", indicó Libia.
Pero explicó que "eso no se podía hacer acá porque no se permite ese tipo de donación de órganos, aunque sí en Estados Unidos, pero a Franco no se lo podía movilizar porque estaba muy débil".
Hasta que el 9 de septiembre de 2004, apareció un corazón compatible para Franco, de un niño de un año, fallecido en la localidad correntina de 9 de Julio, que según cuenta Libia "también era único hijo".
"Se llamaba Alan, y sus padres Diego y Patricia después del trasplante nos quisieron conocer, así que de ese agradecimiento eterno que tenemos con ellos, seguimos una relación en la que nos vemos y ahora ellos tienen una nenita de un año", comentó.
El equipo médico de Trasplantes del Garrahan se preparó desde el primer momento en que el Incucai informó sobre la aparición del corazón para realizarle el trasplante a Franco, quien a partir del 10 de septiembre de 2004 empezó a vivir con un corazón trasplantado.
Franco estuvo 41 días internado en el Garrahan después de la operación y hubo que darle una serie de drogas para que acepte el órgano, sin comprometer más su salud y logre aumentar de peso.
Libia insistió en que "gracias a los médicos del Garrahan y a los padres de Alan puedo tener con vida a mi hijo" y es por eso, que dijo que "el lunes cuando se cumplen ocho años del trasplante vamos a estar con Franco en el Garrahan para agradecer y concientizar más sobre la importancia de donar órganos".
El encuentro en el Garrahan será a la 10 cuando Libia y Franco se reencontrarán en el hospital con sus médicos y con los padres de niños que necesitan un trasplante, que están en el hospital.
Franco, según Libia, "realiza una vida normal con los cuidados y la medicación que debe tener y va al colegio María Auxiliadora -en Chajarí-, donde están atentos a sus necesidades como el tener un baño para él, que le evite todo riesgo de infección".
http://www.barilocheopina.com
Libia Gallo, madre de Franco, recuerda cuando el 25 de agosto de 2004 debió trasladarse con su marido Jorge y su bebé de ocho meses desde la localidad entrerriana de Chajarí hasta el Garrahan, porque su hijo "había sufrido tres infartos y se moría".
"Franco es mi único hijo y estuve buscándolo 11 años. Así que cuando recibí la noticia de que lo único para que se salve era un trasplante de corazón, sentí que me ahogaba en el fondo del mar", recordó Libia.
"Todo era difícil, había que conseguir un corazón de otro chico de cerca de un año, el tiempo nos jugaba en contra porque Franco estaba cada vez más delgado y tenía pocas defensas y los médicos del Garrahan eran quienes nos contenían en ese momento", indicó.
Pero Libia señaló que "en agosto de 2004 todos los medios de comunicación hablaban del caso de otro bebé, que necesitaba un hígado para seguir viviendo y a mí, se me ocurrió también salir a pedir la solidaridad de todos con Franco a través de los medios".
"Le hablé por televisión hasta al presidente Néstor Kirchner pidiéndole por mi hijo y fue tan fuerte la historia de Franco que no paré de recibir muestras de solidaridad a cada rato", añadió.
El equipo de Trasplantes del Garrahan, a cargo del médico Horacio Vogelfang, había decidido someter a Franco a un trasplante y esa, era la única alternativa para que el bebé pueda superar una insuficiencia cardíaca congestiva descompensada.
"Toda la sociedad se movilizó en ese momento, hasta apareció una mujer embarazada de Monte Caseros, en Corrientes, a la que le iban a interrumpir su embarazo porque el chico tenía hidrocefalia y ofrecía el corazón de su hijo para Franco", indicó Libia.
Pero explicó que "eso no se podía hacer acá porque no se permite ese tipo de donación de órganos, aunque sí en Estados Unidos, pero a Franco no se lo podía movilizar porque estaba muy débil".
Hasta que el 9 de septiembre de 2004, apareció un corazón compatible para Franco, de un niño de un año, fallecido en la localidad correntina de 9 de Julio, que según cuenta Libia "también era único hijo".
"Se llamaba Alan, y sus padres Diego y Patricia después del trasplante nos quisieron conocer, así que de ese agradecimiento eterno que tenemos con ellos, seguimos una relación en la que nos vemos y ahora ellos tienen una nenita de un año", comentó.
El equipo médico de Trasplantes del Garrahan se preparó desde el primer momento en que el Incucai informó sobre la aparición del corazón para realizarle el trasplante a Franco, quien a partir del 10 de septiembre de 2004 empezó a vivir con un corazón trasplantado.
Franco estuvo 41 días internado en el Garrahan después de la operación y hubo que darle una serie de drogas para que acepte el órgano, sin comprometer más su salud y logre aumentar de peso.
Libia insistió en que "gracias a los médicos del Garrahan y a los padres de Alan puedo tener con vida a mi hijo" y es por eso, que dijo que "el lunes cuando se cumplen ocho años del trasplante vamos a estar con Franco en el Garrahan para agradecer y concientizar más sobre la importancia de donar órganos".
El encuentro en el Garrahan será a la 10 cuando Libia y Franco se reencontrarán en el hospital con sus médicos y con los padres de niños que necesitan un trasplante, que están en el hospital.
Franco, según Libia, "realiza una vida normal con los cuidados y la medicación que debe tener y va al colegio María Auxiliadora -en Chajarí-, donde están atentos a sus necesidades como el tener un baño para él, que le evite todo riesgo de infección".
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