Como consecuencia de las intensas excavaciones que se están realizando en la zona portuaria de Río, se revelaron historias desconocidas incluso para los propios cariocas.
El año pasado, encontraron un tesoro arqueológico a poco más de un metro de profundidad, las ruinas de dos muelles: el de “Cais da Emperatriz” y el “Cais do Valongo”, siendo éste último el que concentró el comercio de esclavos a inicios del siglo XIX.
De hecho, toda la región era conocida como “La Pequeña África”, debido a que se encontraba la mayor concentración de africanos fuera de su tierra natal.
En el año 1996, Ana María dos Anjos inició las obras de remodelación en su casa cuando encontró algo más que escombros. “Al principio creí que eran huesos de perros, hasta que encontré la mandíbula de un niño”.
Entre los escombros, huesos de humanos hallados debajo de la casa de Ana María, actual sede del IPN
Finalmente, descubrieron que debajo de su casa se encontraba un antiguo cementerio de esclavos, donde fueron enterrados miles de africanos que enfermaron o murieron al llegar al puerto de Río, para ser comercializados en el mercado de Valongo. Bajo el lema “Rescatar la memoria de un pueblo es preservar la cultura de un país”, se creó el “Instituto Pretos Novos” (IPN) sobre el sitio arqueológico del cementerio.
De ese modo, a partir de nuevos hallazgos que traen consigo las excavaciones en la zona portuaria, se fue diseñando un circuito con el propósito de valorizar la memoria de la cultura afro-brasileña en la región del puerto de la ciudad, y transportar al visitante a la génesis de la ciudad, así como a una historia negra y por mucho tiempo oculta, que va resurgiendo de los escombros y del olvido.
http://blogs.perfil.com
Según datos del IPN, “entre 1824 y 1830 fueron sepultados 6122 esclavos, siendo 60% hombres, 30% mujeres y 10% jóvenes y niños”
El año pasado, encontraron un tesoro arqueológico a poco más de un metro de profundidad, las ruinas de dos muelles: el de “Cais da Emperatriz” y el “Cais do Valongo”, siendo éste último el que concentró el comercio de esclavos a inicios del siglo XIX.
De hecho, toda la región era conocida como “La Pequeña África”, debido a que se encontraba la mayor concentración de africanos fuera de su tierra natal.
En el año 1996, Ana María dos Anjos inició las obras de remodelación en su casa cuando encontró algo más que escombros. “Al principio creí que eran huesos de perros, hasta que encontré la mandíbula de un niño”.
Entre los escombros, huesos de humanos hallados debajo de la casa de Ana María, actual sede del IPN
Finalmente, descubrieron que debajo de su casa se encontraba un antiguo cementerio de esclavos, donde fueron enterrados miles de africanos que enfermaron o murieron al llegar al puerto de Río, para ser comercializados en el mercado de Valongo. Bajo el lema “Rescatar la memoria de un pueblo es preservar la cultura de un país”, se creó el “Instituto Pretos Novos” (IPN) sobre el sitio arqueológico del cementerio.
De ese modo, a partir de nuevos hallazgos que traen consigo las excavaciones en la zona portuaria, se fue diseñando un circuito con el propósito de valorizar la memoria de la cultura afro-brasileña en la región del puerto de la ciudad, y transportar al visitante a la génesis de la ciudad, así como a una historia negra y por mucho tiempo oculta, que va resurgiendo de los escombros y del olvido.
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Según datos del IPN, “entre 1824 y 1830 fueron sepultados 6122 esclavos, siendo 60% hombres, 30% mujeres y 10% jóvenes y niños”